Publicado por Rainforest Alliance en The Frog Blog
Cada mañana en la Finca Santa María, una finca certificada de 211 acres en Costa Rica, 35 trabajadores cosechan brillantes heliconias naranja, rosa, rojas y blanco-rojizas, mini piñas, maracas y helechos. Los hombres cortan los tallos, los agrupan y los colocan en los contenedores que cuelgan del sistema monorriel –posteriormente envían las flores y el follaje recién cortados a las instalaciones de empaque.
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Ahí, las mujeres toman el control: 28 trabajadoras reciben los tallos, los lavan, los clasifican, los agrupan en ramos y los empacan para las entregas. En un día regular de trabajo, Finca Santa María, envía 1,200 cajas de tallos a América del Norte y Europa, y durante fechas especiales como el Día de San Valentín, el Día de la Madre, la Pascua y Navidad, la finca envía cerca de 3,000 cajas al día.
“Es cierto que las mujeres son mejores para este tipo de trabajo, porque son más cuidadosas”, explicó el administrador de Finca Santa María, Gustavo Arroyo. “Pero la razón principal por la que contratamos solo mujeres para las labores de empaque y para nuestras oficinas es porque las mujeres necesitan más y mejores oportunidades de trabajo en el área de la agricultura”.
Las mujeres de áreas rurales en Costa Rica, como la región Caribe donde la finca está localizada, enfrentan tasas de desempleo 5% más altas que los hombres, también son más propensas a trabajar en el área informal, recibir salarios más bajos y menos seguridades sociales. Pero en la Finca Santa María las mujeres reciben el salario legal, cuentan con seguro social, vacaciones pagadas y permisos de maternidad y enfermedad. La finca también promueve un ambiente de trabajo beneficioso para las familias, lo que es clave para una región donde el 35% de los hogares son encabezados por madres solteras. El horario de trabajo -6:00 am a 2:00 pm- le permite a las mujeres estar en sus casas con sus hijos en las tardes y además asistir a clases; también tienen la flexibilidad para organizar su horario para eventos especiales o llevar a sus familiares a citas médicas.
“Me siento afortunada de tener un trabajo, especialmente uno tan bueno. Nuestros jefes y compañeros de trabajo nos comprenden y nos apoyan. Todos nos ayudamos para poder ir a clases, a reuniones de padres, citas o por alguna emergencia”, dijo Kayleen Súarez, supervisora de la planta de empaque y madre de dos niños.
En cooperación con una ONG local, la finca promueve un programa de capacitación y desarrollo para las mujeres trabajadoras y para mujeres de comunidades vecinas, con el fin de ayudarlas a mejorar sus habilidades y permitirles crecer dentro de la compañía, o iniciar sus propios proyectos para generar ingresos extra.
La compañía también apoya a siete escuelas y colegios donde estudian los hijos de sus trabajadores. Ese apoyo financiero es usado para mejorar la estructura de los centros educativos y para la compra de muebles, materiales didácticos y uniformes.
Finca Santa María es parte de Plantas y Flores, una compañía dueña de otras tres fincas certificadas RAS/Rainforest Alliance y ubicadas también en Costa Rica. Plantas y Flores promueve estas condiciones para mujeres trabajadoras en sus fincas y ayuda a replicar el programa de capacitación en las comunidades rurales donde se ubican sus fincas. Hasta el momento, el programa ya ha beneficiado a 100 mujeres.
“Invertir en las mujeres en una de las mejores inversiones que podemos hacer”, afirmó Arroyo. “Si nuestras trabajadoras están bien, sus familias prosperarán y las comunidades también”.
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